martes, 20 de mayo de 2008

El Último Suspiro. Acto 2

Continuacion de:

El Último Cabello. Acto 0
El Último Suspiro. Acto 1



Acto 2

La bitácora de Marco tiene mucho más que decir sobre el tema de la historia del tiempo y las singularidades espaciales de la compleja maquina en la Habitación, pero casi todo ello era ajeno y hasta ignorado por él. En particular, los apartados del análisis espacio-temporal antes y después de la activación eran desechados con singular desdén. Por esta razón abandonaremos la tarea de visualizar los efectos causados y seguiremos nuestro propio camino a la contemplación del máximo misterio que ha cautivado al hombre, en particular a éste personaje introvertido y solitario, el amor. Científicamente, reacciones químicas, compuestos, sustancias, envenenamiento y la consiguiente etapa de desintoxicación. Un cabello más. Románticamente, deseo, pasión, entrega, lujuria, el medio limón. Muchos podríamos decir que era lujuria confundida con amor, otros, un amor verdadero que ha llevado a Marco a entregar toda una vida en pro de lo imposible. Los poetas han agotado sus escritos, los músicos sus sinfonías y los enamorados encarnado todos los clichés conocidos, dando flores, serenatas, un corazón de chocolate o una peluche de peculiar color y forma para que su amor piense en ellos durante las noches, cuando entran al reino de los sueños abrazando aquel fetiche. Pero entre todos los intoxicados por el amor, Marco era diferente, a su muy peculiar forma de expresarlo, no con flores o poemas, ni de una costilla, si no de un cabello, lograba cada noche fundirse en los brazos de su amada.

Por supuesto el proceso no era normal, y él lo sabía muy bien. Aquella mujer lograba explotar a la existencia cada noche por nuestro poeta del átomo, que poseía un poder especial, capaz de recrear con un solo cabello a su mujer ideal. La mujer que sin proponérselo le robaba el aliento y la mirada, sola en la distancia existiendo solo para él, contoneando sus caderas al caminar, y esto le satisfacía casi completamente. Era como debía ser. Pero la misma satisfacción de la creación ahora era su peor pesadilla y ni siquiera pensaba en eso, pues la cuestión misma radicaba en la ironía más grande que un hombre pueda vivir.

Y ahora que regresaba de su decimo viaje en una semana, de los suburbios de la ciudad, fuera del escondido sector donde se encontraba su laboratorio, el poeta del átomo y ejecutor de la máquina de La Habitación, reflexionaba con inusitado optimismo sobre el ultimo cabello que guardaba desde hace ya unos días. Tanto poder, y lo único que necesitaba realmente era valor para mirar a Lucia a los ojos, sonreírle. Acercarse a ella hubiera hecho una diferencia. Marco bajó del tren suburbano abriéndose paso entre la gente que caminaba indiferente a su alrededor, llevaba las manos dentro de su pantalón y su mirada iba siempre fija al piso, pues temía pisar algún material viscoso que manchara sus zapatos. Caminó casi 200 metros por el andén en forma de medio tubo, lleno y bullicioso. Sabía que detrás de las cámaras de seguridad, observaba vigilante, un sistema de inteligencia artificial que pondría su atención en él si se le ocurría correr o ir más de prisa que el resto de las personas. Adelante se encontraba una fuente de luz inconfundible. Sus pisadas resonaban suavemente en sus oídos mientras se aproximaba a la salida, cuyas columnas sostenían una gran estructura de metal y concreto que captaba la luz del sol para redirigirla al interior e iluminar todo el complejo subterráneo, que caracterizaban la arquitectura post modernista surgida tras del auge del desarrollo sostenible. Le gustaba ver el contraste formado cuando se pasa de un lugar con poca o mediana luz, a un lugar bien iluminado.

En el fondo, se encontraba una mujer, una mujer solitaria que parecía estar esperando a alguien, de cuya inesperada presencia, dependía, sin saberlo aun, el destino de todo lo conocido y desconocido. Sintió una perturbadora familiaridad. Caminando con indiferencia pasó a su lado sin voltear a verla, pero de re-ojo le dio la impresión que tenía la misma complexión y estatura de Lucia. Pronto se vio de frente con un sol abrazador. Levantó inútilmente su brazo en un intento de cubrir los rayos solares que iluminaban la inconmensurable metrópoli que se erguía soberbia en el horizonte. Algunos edificios eran tan altos que parecían tocar los cielos. Todos ellos construidos para albergar a la ya crecida población de la ciudad que no se daba abasto. El crecimiento horizontal era poco viable pues ya se había agotado todo espacio disponible a sus alrededores. Siempre que un nuevo visitante llegaba, podía observar desde la distancia aquella obra máxima del hombre, símbolo y logro monumental de la sociedad moderna; la arquitectura llevada a su nivel más alto. Puentes y arterias optimizadas para el rápido flujo de vehículos, conexiones estratégicas con los centros neurálgicos, centralización de poderes. Incluso podía distinguirse con perfecta claridad desde el espacio, como puntos brillantes parpadeantes concentrándose como enjambre en una de las ciudades más grandes del mundo. Todo ello no era para Marco, que prefería la relativa quietud de vivir en las afueras de la gran urbe.

Como detestaba la luz. Su laboratorio se encontraba cerca y comenzó a caminar contando los pasos que requería tomar cada bloque que era dividido por líneas horizontales que se repetían cada 6 metros en el aquel suelo de concreto gris, calentado por los rayos del sol. Apretaba la mandíbula en lapsos casi cronométricos y sus manos jugaban discretamente dentro de sus bolsillos mientras repasaba el último cambio que haría en la máquina de La Habitación, para estar seguro que podría compartir con su amada el mayor tiempo posible, antes de que se fundiera en un soplo de polvo y pavor. Que vacías eran las vidas de las personas que se cruzaban en su andar; entes programados por el tiempo, automatizados para realizar la misma tarea cada día de la semana una y otra vez, destinados a vivir en la monotonía y la falsa sensación de felicidad. Pero el tenia el poder supremo en sus manos y lo sabía. Sabía que con el apretar de un botón, podía crear vida, amor, felicidad, ilusión. Ilusión… ese era su mayor problema. Avanzó por la larga y reluciente avenida que conducía al pequeño complejo habitacional, que en sus días fuera un paraje virgen, exuberante en vegetación y fauna silvestre, el que más tarde sirviera de refugio para los descendientes de la primera generación del grupo de los 5, que en sus tiempos migraron fuera de las grandes ciudades decididos a construir viviendas cerca del origen, cerca de la naturaleza, en armonía con la energía del planeta. Y lo habían logrado. Las construcciones de aquel lugar aprovechaban el calor del núcleo planetario, ondas sísmicas, fuerzas eólicas y solares para generar electricidad.

La Habitación era un caos. Cientos de papeles crujían a cada paso bajo la presión aplastante de sus pisadas que iban de un lugar a otro. Controles, cables, computadoras, luces parpadeantes en paneles empotrados en las paredes en un bonito juego de contrastes. Pronto vería a Lucia por última vez, despedirse y disculparse por no haber llegado a tiempo, por no aceptar que era una persona real, que se dejó llevar por la tentación de vivir una fantasía poderosa y cautivadora, ignorando el hecho de que no existe sustituto de la sensación de calor que subyace entrelazando sus manos con las de la verdadera ella. Luego se retiraría al autoexilio, para vivir en ostracismo voluntario de la humanidad. Sin saber aun lo que estaba a punto de causar, comenzó a realizar ajustes re direccionando todos los conductos de energía al núcleo de la maquina. La gran esfera del centro estaba cubierta por un manto de distorsión electromagnética que producía un efecto visual parecido al que se aprecia cuando se observa un objeto a través del agua. Luces amarillas y rojas iluminaron el centro del complejo subterráneo mientras el resto caía en la penumbra. El silencio era únicamente perturbado por las vibraciones del sonido casi subsónico que producía la gran esfera, y sus pasos agitados de un punto a otro denotaban una evidente ansiedad. Repentinamente, segundos antes de desencadenar el gran evento, Marcó se sentó a escribir las últimas palabras que diría jamás a Lucia.

“Perdí ya la cuenta de cuántas noches quise decirte, y opté por un destino distinto, un tiempo y un espacio que no compartimos, una ilusión transitoria hecha materia. En ese tuerto e inseguro olvido no encontré más que un destino inefable de oscuridad y tristeza. Y no puedo dejarme de culpar, dejar de pensar en el hubiera, ese temido y horrible tiempo en el que destilamos lo que nunca habremos de ser. “

“Ya había aceptado ese futuro borroso, cubierto por la bruma cegadora de la incertidumbre y de la vida superficial en la que la existencia desprovista de propósito, no vive los días, simplemente los deja pasar. “

“Incluso me olvidé de cómo era... olvidé al poeta, al filósofo, al científico, al amante que hace tantas lunas sonreía a tus espaldas tras tomar tu cabello y en secreto evitó confesarte esos suspiros y esos anhelos de compartir la vida contigo, la niña de los ojos mas lindos que osaron verme con ternura celestial aquellas noches en las que jugué a ser Dios, cuya mirada hubo removido de mis entrañas la inspiración y poderes divinos. “

“Pero qué extraños son los laberintos del tiempo y del destino, cuán difícil e irrevocable es el porvenir que nos forjamos en las noches que vieron disipar nuestros suspiros. “

“Y perdido en esos laberintos, perdido en ese ominoso bosque sin fin, vuelve una vez más tu voz y tu mirada como un rayo de luz para recordarnos, para re-encontrarnos por última vez. Soporto la carga de ese camino sin rumbo, sin mapa y sin brújula para orientarme... sabiendo tan sólo que en algún lugar del tiempo existes, como una estrella cuya luz podría guiarme. “

“El veneno de mi corazón es profundo y tal toxicidad me hizo afirmar muchas veces que no existe el amor, que es una quimera inventada para engañarnos y servir los propósitos de dioses locos. No obstante, ahora sé que no sé si es amor, pero si sé que eso es lo que busqué contigo... los días luminosos, las risas y las charlas compartidas, la fuerza mutua para elevarnos de la burda trivialidad del día a día. “

“Pero la ternura, calidez y amor de un beso tuyo ha sido el antídoto de ese veneno irrefutable... Un instante en el universo plasmado por siempre en la roca que La Mano Que Lo Escribió Todo ha creado para lapidar la historia del tiempo. ¿Cómo enfrentaré el Laberinto? ¿Cómo encararé los días en los que sé cuál es mi lugar y mi tiempo, un lugar y un tiempo en el que no estarás más? “

“¿Cómo superar la abyección? ¿Cómo controlar las fuerzas que nos sumergen en el olvido? Y evitar convertirme en un hombre fracasado y un soñador pisoteado, sin futuro... te pido perdón Lucia, no he llegado a tiempo.“

“¿Estarás ahí mi niña? ¿Serás mi estrella y la madeja de hilo con la que puedo volver del laberinto?”.

No había marcha atrás. Con el último cabello tomado por unas pequeñas pinzas y paseándolo por el aire con delicadeza, caminó hasta el centro y lo colocó sobre aquella superficie negra. Fue absorbido al instante y varios conductos especialmente diseñados para la tarea, comenzaron a filtrar el aire circundante. Grandes vibraciones azotaron el complejo. El aire fluyendo por los conductos pasaba tan rápido como lo hace en una turbina de avión, y la distorsión electromagnética visiblemente estaba afectando la forma en que la luz viaja por el espacio, curvando los objetos que estaban en su radio de visión alrededor del núcleo. Su corazón palpitaba con tal ansia y su concentración estaba tan perpleja esperando a que apareciese ella frente a él, que todos estos efectos pasaron desapercibidos, lo cual en otro tiempo, hubieran provocado una emoción casi infantil. Tampoco se dio cuenta que todo a su alrededor se había detenido, la caída de polvo, las luces en rojo, los indicadores en los diversos monitores con graficas que indicaban una serie de parámetros, congeladas, vibraciones pausadas, el tiempo se había detenido. Incluso la hoja de papel en la que había escrito las últimas palabras que compartiría con Lucia y que había resbalado del escritorio, se encontraba suspendido junto a él, flotando; era como si la realidad se hubiera cristalizado en un enorme entorno de hielo, todo menos él. Apenas caía en la cuenta de lo que sucedía cuando apareció ella frente a sus ojos, desnuda, radiante. Se apresuró a tomarla entre sus brazos pero ella lo apartó antes de que él pudiera hacer o decir cualquier cosa.

- Marco, no tenemos tiempo que perder, por lo visto has activado la maquina una última vez. – Se apresuró a salir del núcleo de la maquina – No debiste traerme de vuelta ¡
- Lo siento mucho, he llegado demasiado tarde y tenía que verte aunque fuera una última vez y decirte que lo todo lo que… - Súbitamente se detuvo. Asombrado y perplejo sus ojos recorrían cada centímetro de La Habitación en un intento por entender que ocurría.
- Si, el tiempo se ha detenido. No podía darte detalles porque podía, y aun puedo, alterar la continuidad del tiempo y producir una paradoja que alteraría la realidad de tal forma que nos sería imposible regresar al punto de origen; supongo que ahora eso es irrelevante. Y ahora no hay marcha atrás. Hemos detenido el tiempo para poder decirte lo que sucede. Ignoro si aun podamos arreglar la realidad…
- No entiendo, ¿qué es lo que está ocurriendo?, ¿dónde nos encontramos?, ¿de dónde vienes realmente?. – Decía sombrado, con evidente desesperación.
- Cada vez que activas la maquina, se producen cambios en las fluctuaciones de las líneas del tiempo, produciendo cruces, en cuya intersección, partes de una realidad pasan a la línea paralela adyacente y viceversa, generando mundos irreales donde el tiempo y el espacio pierden balance. Yo he estado trabajando toda mi vida en estudiar los mecanismos de los viajes en el tiempo y el espacio y hace años detectamos anomalías que estaban cambiando la realidad de formas no predichas por nuestros modelos. La última anomalía se llevó a cabo hace 10 años. Hoy para ti.
- ¿Quieres decir que vienes del futuro? Pero eso es imposible, yo recreo materia modelando a nivel molecular cada componente físico de la persona y…. – fue interrumpido rápidamente.
- ¿Y como crees que tengo conciencia de todo lo ocurrido? ¿Que tengo recuerdos y en cada creación comparto en mi memoria las vivencias de cada encuentro? – Marco la observaba boquiabierto – Si, mi conciencia viene del futuro y se ha materializado en este cuerpo que has creado cada noche y cada día, con cada cabello. He viajado a través del tiempo y del espacio para estar contigo e incentivarte en la tarea de buscarme en el presente, así fue como nos conocimos y es un ciclo que se ha repetido por siempre. Ignoro si nos conocimos porque me recreabas, o si al recrearme fue que nos conocimos, pero si sé que ahora todo eso puede desaparecer, junto con todo lo que conocemos del mundo, el ciclo se ha roto.
- Pero, pero… tú has muerto. No pude encontrarte la ultima vez y por eso te he traído de vuelta, para despedirme, decirte que lo siento mucho, vi tu lapida en el cementerio y mi corazón…
- Tu corazón está conmigo, siempre lo ha estado, te he amado desde que te conozco, no puedo darte detalles porque podría alterar más el futuro, pero ahora compartimos tiempos y lugares distintos. Lo que has visto en el cementerio fue un cruce con otra línea, en otro espacio y otro tiempo. Los efectos causados por tus experimentos se presentan pocas horas después de su activación, por ello debías darte prisa para encontrarte conmigo, antes de que saltaras a otra realidad donde yo no existo mas. Las primeras veces tomaba pocos segundos antes de volver a tu realidad original, pero este tiempo se fue incrementando después de cada creación de forma exponencial, pasando a varios minutos, horas, días, tomando varias semanas en la activación previa a ésta. Espero equivocarme, pero mis análisis indican que ésta vez los cruces no volverán a la normalidad. Hace 10 años que hice aquel viaje para advertírtelo, pero no pude hallarte.
- Entonces eras tu en la salida del Tren Suburbano quien me estaba buscando ¡! Ahora lo comprendo. Tú, es decir, tu –yo- actual detectó la anomalía y se encuentra buscándome en estos momentos, aun sin conocerme, sin saber quién soy.

No lo podría creer, todo este tiempo pensando en lo que pudo haber sido y ya no era. Todo este tiempo perdido buscando explicaciones para justificar lo que sentía y lo que no, tratando de darse valor para encararla y acercarse. No. Prefirió consolarse en el placebo de una irreal fantasía transitoria, una ilusión creada como remedio para aliviar los síntomas del verdadero mal que le aquejaba, sin atreverse a vivir en carne propia la sencilla solución al problema. Verla directamente a los ojos y presentarse. Marco continuo hablando.

- Pero si estás aquí, ahora, significa que nos conocimos y que en el futuro hemos de estar juntos. Pero la activación de la maquina ha producido otra anomalía que podría dejarme para siempre en una realidad en la que no existes más ¡! Sin embargo esa misma anomalía fue la que te ha motivado para buscarme y evitar que active la maquina…
- Así fue como nos conocimos, como te dije, o al menos es el recuerdo que tengo, el cual pudo haber cambiado tras cruzarse nuestras líneas de tiempo. Es paradójico, lo sé. Debes apresurarte y encontrarte conmigo, mi –yo- de este tiempo, convencerme de lo que está a punto de ocurrir, porque una vez que éste cuerpo desaparezca, mi consciencia volverá a su tiempo, pero a una realidad donde tú no existes para mi, y perderé todo recuerdo de lo ocurrido sin tener la posibilidad de regresar nunca más. Estaré en otra realidad, con otros recuerdos, desconociendo todo lo que ha ocurrido y tú en pocas horas, saltarás a una realidad donde yo he muerto antes de conocernos.
- ¿Y que debo hacer cuando te vea?
- Debes convencerme de lo que está sucediendo, encararme, verme a los ojos y decirme cara a cara todo cuanto sabes, todo cuanto sientes, atreverte a dar el último paso y enfrentar la realidad que has tratado de evitar todo este tiempo, pero sin mencionar nada de nuestro amor. Yo sabré que hacer.

Ambos fijaron sus miradas en el otro, y a pesar de que todo se encontraba en una burbuja espacio-temporal que los aislaba de cualquier cambio en el flujo temporal, el tiempo se detuvo dentro del tiempo mismo. Ignorando si podría corregir el rumbo, comenzó a leer lo que había plasmado momentos atrás en aquella hoja de papel. Ella derramó una lágrima que permaneció suspendida centímetros antes de tocar el suelo. Marco cerró los ojos y antes de que sus labios pudieran siquiera estar un nanómetro de distancia, se escuchó el estruendoso golpe de la lágrima sobre aquella superficie lisa, desencadenando la subsecuente reacción de sonidos que estaban impasibles ante aquel fenómeno artificial.

El tiempo continuó corriendo, y sin saber cuánto le quedaba, pudo escuchar el último suspiro de Lucia para darse cuenta que ya no se encontraba ahí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Brillante!!

gusana dijo...

acaba la historia pelos.. está super shida..es bueno soñar que en los "errores" de la ciencia puede encontrarse el verdadero amor!!